El secreto de unas buenas torrijas

Estás a punto de cogerte unos días de vacaciones. ¡Qué maravilla el ciclo de la vida moderna!

Nos encanta. Me encanta. ¿Qué vas a hacer estos días?

Pues yo me adelanté un poco a las vacaciones y me fui el pasado fin de semana a la deliciosa Menorca, a perseguir puestas de sol... Y ahora te escribo a una sola mano porque vi tan de cerca el suelo de pizarra negra del Cabo de Favàritx que me rompí un huesito del codo izquierdo. Mínimo 15 días con la férula.

Vengo hoy a una mano y, además, en modo food blogger. Seguro que pillarás la metáfora que este humilde nudo pre-vacacional esconde. Vamos allá.

EL SECRETO DE UNA BUENA RECETA DE TORRIJAS es el tiempo que dejes el pan sumergido en la leche.

TIEMPO.

Mucho tiempo. Sin prisas. Dos horas si la torrija es gruesa.

DE CHUP CHUP.

Para que la dulce mezcla de leche transforme la sencilla rebanada en algo superior.

DE MARINADO.

Ya dije hace unas semanas que las prisas no son buenas consejeras. Pues va de eso.

Es que si la torrija no tiene tiempo de empaparse bien no es torrija ni es ná.

Pan a medio remojar. Seca, sosa, insulsa, insípida, un despropósito (y podría citar restaurantes cool que lo cometen, grrrrr… yo que esperaba algo dulce y cremoso).

Hasta las recetas más sencillas tienen PREPARACIONES CLAVE que no pueden faltar. Y que no puedes saltarte ni hacer a medias.

Tiempo o tu esfuerzo no habrá servido de nada.

Lo has pillado, seguro que sí.

¡Felices pascuas y mucho cuidadito!