Presentar por presentar

Habla, habla y habla. Me mira sin verme. O quizás no me mira. No me ve. No estoy ahí.

Me pongo a pensar en cómo salir de ésta, cómo huir de la situación. Repaso con la vista todo lo que me rodea, a ver si encuentro un asidero, una tabla de salvación. Folletos extremadamente ordenados, tarjetas de visita bien alineadas, cartelitos corporativos en cartón pluma y pósters típicos de stand.

Habla, habla y habla. Todo normal. Todo normal y mal. Rebusco y, no sé, supongo que se me nota en la cara... aunque él no me ve, imagino. O no le importa. No le importo.

Cuando parece que va a callar: mueca sonrisa y vuelta al lío, era solo la primera parte de un pitch muy ensayado y muchas veces repetido que incluía esa pausa premeditada. Decido por fin relajarme y dejarlo estar, qué más da, si ya sé que esto no me lleva a ninguna parte... disfrutemos del viaje alrededor de las galaxias, ¡quizás te dé para un post de NUDO! Sonrío.

Por fin se calla; eso sí, sin concretar qué esperaba de mí y por qué me ha contado todo esto. Presentar por presentar. Mueca sonrisa. "Bueno, y tú ¿qué cuentas?" Mueca sonrisa. "Ah, no, por supuesto que yo no necesito asesoría, mi producto se vende muy bien, como puedes ver estamos aquí." (aquí en el primaferia sound)

El folleto me lo llevé de muestra para usarlo algún día como ejemplo de contenido abrumador y egocéntrico.

Ver si suena la flauta se llama esta técnica de ventas, que nunca se sabe. O sí.