Pragmatismo

Lo reconozco, estoy muy pragmática.

Mientras veo pasar palmeras sobre el fondo azul del mar desde el tren pienso también en cómo no olvidar los errores del pasado. Para no repetirlos.

Mar de un azul muy intenso. Y en una calita del Garraf, bañistas arañando el último chapuzón de la temporada. Muy pragmáticos, bien por ellos.

¿Qué hacer para no olvidar los errores del pasado y no repetirlos?

Perdona la bajona, a estas horas… ¡Ah, errores! Menuda colección, grandes y pequeños. Tengui, tengui, falti, falti...

Se me ocurre que hay que construir algo sobre ellos, sí o sí. No podemos dejarlos pasar como a esas palmeras de adorno costero.

Convertir los errores en algo. ¿En qué?

Un aviso. Una reacción hecha nuevo hábito. Un aprendizaje fijado en un proceso. Ese tatuaje que tengo en mente… Todas las anteriores.

Un viejo error que a mí me da rabia: precipitarme. Lanzarme demasiado pronto.

Ser demasiado impetuoso te hace perder tiempo. Mucho. Mejor pausar para pensar.

Dedicarle tiempo a pensar (vamos justitos de esto en general). Para eso, nada como escribir. A mí, siempre lo digo, me ayuda mucho escribir esta newsletter.

Aprendes mucho cada día, cada semana. De errores y aciertos.

Y necesitas trasladar lo vivido a nuevos pactos contigo mismo, encontrar nuevos desafíos en los que cometer errores nuevos.

Ser creativo y crear de ti y de tus aprendizajes algo nuevo. Ser pragmático contigo mismo. Darte tiempo.

Tiempo, perder tiempo es un error bestial. Y no aprovechar el tiempo que se nos brinda debería ser un pecado capital, pero no nos pongamos religiosos.

Carpe diem!

Cuéntamelo, si quieres; estoy abierta a conversar tête à tête, ya te lo dije.