"Planifica y vencerás" ¿Y qué más?

Todo a punto.

Todo planificado, cada paso.

Cada procedimiento, detallado.

Todo el mundo que participa, informado. Enfocado, implicado, motivado.

Y LO SIENTO PERO NO. Sabes que no.

Que sí, que con una mayoría todo irá rodado. Es fácil, ¡magia parece! Causa y efecto. Después de A viene B, etc. Aplausos.

Pero con otros pocos, quizás muy pocos, es como si el camino fuera de cantos rodados. Trompicones, dudas, teléfonos escacharrados, silencios o angustias. No va, algo falla.

Mismo plan, mismo sistema. Dos mundos distintos.

Porque son tan iguales como diferentes las humanas mentes.

Damos por sentada la lógica que hay detrás de un plan de acción. A su mastermind le parece todo obvio y coherente —"Hacemos A porque luego haremos B para poder llegar a C, y así hasta lograr nuestro objetivo."

Ah, el objetivo.

¿No te parece que se pierde de vista el objetivo entre los pasos, demasiadas veces?

La coherencia de un sistema no se suele explicar. Y tampoco es algo que todo el mundo aprenda de manera intuitiva.

No empezamos la redacción de un plan de acción con un alegato clarificador de porqué hemos decidido hacer las cosas de la manera que las vamos a hacer.

No empezamos la redacción de un plan de acción con un alegato clarificador para que todas las mentes que van a tener que implementar las actividades de ese plan entiendan el "cómo" y el "porqué así" de lo que se espera que hagan.

No explicamos lo que da coherencia a nuestra estrategia.

Nos perdemos en detalles y fechas sobre las actividades.

Apremiamos, delegamos y exigimos. Dando por hecho que todos entienden y saben ejecutar bien.

Y no. No todo el mundo las pilla al vuelo -faltaría más-.

Tratas con personas humanas, diversas y muy capaces. Pero diversamente inteligentes y capaces. También en esto merecemos inclusión.

Piénsalo, cuando planifiques: qué más puedes hacer para ser el guía que necesita cada mente que depende de ti.

Y cuando tengas un rato, sigue aprendiendo sobre el comportamiento de las personas, ese misterio. El año pasado escribí sobre ello en Iguales y diferentes (1)