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Change-maker, shake-maker

Si todo cambia... ¿Tú también cambias?

Ya os conté hace unas semanas* que tengo listos nuevos programas de autodesarrollo para verte capaz, y serlo, de gestionar tus comunicaciones profesionales con intención, con ojo, con efectividad.

Es que es muy difícil todo lo que te propones hacer.

Sea lo que sea que tus jefes te piden o que tú te inventas: es complicado.

El mundo ya es muy sofisticado y los trabajos fáciles ya se han resuelto.

Bienvenido a la complejidad del siglo 21.

En todo esto pensaba y he pensado mucho, sobre todo el último año... Creo haber dado con algunas claves que iré compartiendo contigo, si te apetece.

(ya me dirás si te resultan ideas enriquecedoras, si te abren un poco la mente o te sirven para mejorar en algo de lo tuyo —mi buzón está siempre abierto a mis subscriptores: sólo le tienes que dar a responder y me llega directamente tu email, sin intermediarios: heart to heart.)

Te quería contar hoy que eres change-maker. O lo serás. Un generador de cambios. Un agitador.

El cambio es una constante, la única constante —como nos decía Mosèn Esplugas en clase de Filosofía al hablarnos del panta rei de Heráclito...

"Sólo te bañarás una vez en las aguas de este río"... 🤔

Panta rei / Todo cambia

Heráclito de Éfeso

Fascinante a mis 17 años y una constante aplastante de todas las realidades organizativas que he conocido en 24 años de carrera. —O carrerilla… porque, ¿por qué tengo esta sensación de que hasta ahora he estado tomando carrerilla? ¿El cambio?

EL CAMBIO. Como todo lo que se proponen manipular los humanos, es un artefacto mental que nos condiciona y nos cohíbe.

Luchamos contra él por defecto: no queremos perder nunca nada de lo que hemos atesorado (cual ardillita que guarda 10000 nueces en un árbol seco), sean ideas, materiales o afectos. Autodefensa.

Luchamos contra él por vocación: ¿Cómo, sino, podrías conseguir eso que te propones? Cada iniciativa tuya choca con la aversión al cambio de la otra parte, la parte que se ve atemorizada por cómo los cambios que pretendes introducir le vayan a afectar, para mal, casi siempre.

No nos dan miedo los cambios para bien, esos sólo a veces nos dan ilusión. Y son más difíciles de generar en los otros, hasta en uno mismo. ¿A qué sí?

El miedo siempre gana a la osadía, somos una especie frágil en constante búsqueda de protección y alimento; y el instinto de supervivencia es más fuerte que ningún otro.

Da miedito, por eso es todas partes verás que en lugar de hablar de cambios hablan de TRANSFORMACIÓN: SU PRIMA-HERMANA AMABLE. LA GUAPA Y LA SIMPÁTICA.

Y ahora… dejo estas miguitas para encontrar el camino la semana que viene, ya seguiré, que me ha gustado llegar hasta aquí y no quiero pasarme. ¿Será que tengo miedo a que me dejes de querer leer por rollera?

También. Y por dejarlo en todo lo alto, como hacía Agatha Christie. Para que así quieras que llegue pronto el nuevo lunes de Nudo ;)

Quizás hasta te comparta una imagen que he diseñado para explicar en 5 pasos cómo se siente un change-maker. Next week. Me ha quedado muy bonita.