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Adiós al bochorno
He visto llover coraje NUDO DE VERANO #10
Hemos iniciado la salida. Por fin sentimos las ansiadas tormentas, que arrastren los estragos del verano como ruega la canción*.
Es disciplinada la naturaleza, en términos generales. A la par que salvaje... faltaría más, ¡oh Gaia, en vos confío!
Tiene un plan y se autorregula a su manera. O no. Un misterio que no es revelado a los humildes mortales.
Se comunica a su manera con sus infinitas partes. Nunca miente y nunca erra. Porque es todo lo que hay en este universo. ¡Incluso nos contiene a nosotros: humanitas y humanitos con piscinas, acceso a internet 24/7 y ventiladores en el techo! Menudo veranito, ¿eh?
Aquí estamos. Ese polvillo de estrellas de siempre, ajetreado y obediente, volviendo de vacaciones y reincorporándose a las rutinas. Domésticas y profesionales.
Sin depresión que valga. ¡Que acabamos de ganar el mundial de fútbol, oiga!
Y mucho más, de rebote.
Se acabó.
Principio del fin del bochorno (ya adivinas que no hablo sólo del calor).
Vuelve este septiembre la oportunidad de poner en orden nuestras vidas con el aire fresco y limpio que ha traído la lluvia. Puntual a la cita.
Este año ha traído, con la lluvia, el coraje de las mujeres que han decidido que se acabó, que dan plantón a insolencias y maltratos, que no van a respirar hasta que se vaya el aire viciado.
Qué importante es decidirse. Lo estás viendo estos días.
Ves cómo algunos gestos concretos producen otros gestos más grandes y muchos de ellos impactan en millones. Así cambian direcciones.
Inesperado el momento, pero lógico el desenlace. Porque no se puede frenar al progreso y el orden natural de las cosas.
La vida y la libertad son de la naturaleza. Y la naturaleza, hemos quedado que es disciplinada, y siempre triunfa.
Cuando menos te lo esperas, pasa: cambios disruptivos, que parecen producidos por un suspiro de mariposa.
Cuando la enésima gota hace rebosar el vaso y la oportunidad se presenta, hay que decidirse rápido. El destino no espera.
Un pequeño gesto individual, incluso el más desafortunado, puede provocar un movimiento tectónico. Levantar millones de voces, millones de gestos por el cambio.
Por eso hay que estar atentos y preparados para saber actuar como campeonas.
Hoy sólo pretendía poner en orden el pupitre y sacar punta a los lápices de colores —¿tú también estrenas plumier?—, pero ya ves que me he liado. Por un beso.
Otro nudo será.
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