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Nunca fracasar
Como 2 de cada 3
Esta semana he estado siguiendo un congreso donde directivos hablaban muy sabiamente sobre innovación para la transformación de empresas.
(ya sabes, transformarlas en algo que las sitúe en una situación más ventajosa para su desarrollo en un tiempo futuro; si me pides link del streaming, te lo paso)
Pues resulta que algunos de los ponentes me han hecho ver algo, desde su perspectiva empresarial, realmente interesante:
“LOS PROYECTOS NUNCA FRACASAN.” Dicen.
Aunque lo haga el 65% de ellos, según leo en Harvard Business Review.
Porque el fracaso no es un fracaso.
Lo han dicho los directivos.
¿Y cómo puede ser eso? Me pregunto, llena de alegría.
La IA me enseña que la palabra fracaso viene del italiano fracassare que, a su vez, deriva de juntar dos vocablos latinos que significan “romper” y “hacer pedazos con violencia”. No me extraña que tengamos aversión a fracasar.
Porque todo lo que se aprende con un proyecto, aunque sea lo que NO FUNCIONA, es una inversión en las nuevas oportunidades. Para probarlo de nuevo. Con más conocimiento y con más probabilidades de acierto.
¿Hacer añicos con fuerza bruta? No, qué dolor. Y me alegra que los directivos lo tengan tan claro. Que no estamos para desperdiciar esfuerzos… Toca aprovechar los restos del naufragio, que en esta casa reciclamos.
En este nudo de hoy, lo que me parece más práctico e importante para ti es cómo te habitúas a planificar tus ejercicios de reflexión.
Para ir evaluando cómo van las cosas: si funciona o no una iniciativa. Si hay que abandonarla o impulsarla. Insuflarle tus energías o arrancártela del pecho –y eso cuesta, porque cogemos apego a nuestras ideas, ingratas a veces, que no merecen tanto.
¿Cómo lo haces hábito? ¿Con qué actitud y lente evaluadora? 🤔🤔
Tocamos este tema en mis herramientas para change-makers corporativos y emprendedores. Porque el primer bloqueo de un proyecto puedes ser tú mismo.
También dejé en su momento algunas pistas en este nudo:
Los emprendedores sabemos que se aprende con la experiencia (y los tortazos), pero no somos el mejor ejemplo de saber dejar de hacer y abandonar lo que no va porque nos va el cuore en ello. Por eso, ah, cómo me gustaron esos directivos, prestos y decididos, que se pueden permitir ser más fríos y calculadores. A los que yo me imaginé machete en mano, cortando por lo sano proyectos torcidos. ¡Sin cortar cabezas, eh! Y ayudando al equipo a aprehender las lecciones...
Ya lo sabes, los proyectos (de innovación y quizás también lo que tú tengas entre manos) no fracasan. Nunca fracasas, si aprendes.
Experience is a brutal teacher, but you learn fast.
Ánimo, valiente.
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