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La tía Constancia

y un sueño cumplido

Este sábado he vuelto a la piscina después de meses sin ir.

Y ha sido la vez que mejor, otra vez. Como aquella vez que os conté que me puse pequeños objetivos medibles; pues hoy mejor, más sorpresas y aprendizajes.

De entrada, una pereza infinita.

Me ha costado lanzarme... me he inventado estiramientos... cambiaba de carril… dudaba…

Pero me he tirado.

—la verdad que el día era magnífico, el agua estaba muy buena (25º), los carriles estaban ocupados con hijes de Aquaman que da gusto verles (a la mayoría) y se respiraba un ambiente de alegre chapoteo.

No tenía más excusas y me he tirado. Adiós mundo cruel.

Splash y todo cambia: No estaba ni fría y es muy bonita esta piscina olímpica vista desde abajo (esto lo pongo para daros envidia de verdad).

Me enveneno de azules, y ale, Montse: a nadar 🏊‍♀️

Pero mare meva, qué difícil ha sido.

Me dolían muchísimo los brazos.

Piscina 1.

Pero no iba a dejarlo.

Piscina 2.

Qué dolor, mare meva.

¿Me estará dando un infarto?

Suerte que hace poco aprendí que estos dolores iniciales de cuando nos ponemos a hacer ejercicio es el cuerpo diciéndome a mí y también a ti: "Pero ésta, ¿de qué va? Se va a enterar de quién soy yo: que rabie."

Y rabias.

Se ve que el cuerpo es como nosotros: comodón. Y no le van los cambios. Le gusta conservar su status de confort, calentito bajo la mantita en el sofá de lo inalterable. Sin tensiones. Sin pérdidas a la vista. No le gusta el riesgo ni probar cosas nuevas. No sé si te suena esto… El body sabe lo suyo de resistencias.

Ya ves que he tenido tiempo de pensar muchas cosas mientras llegaba a la piscina 3.

Pero… piscina 3 y media:

¡Ya no me duele nada!

Vuelo. Fluyo. Avanzo. Piscina 4.

¡Y 5! Sin agobios. Y eso que aquí muchas veces ya me bajo; pero hoy, ni por asomo.

Sigo.

6, 7 y 8.

Esto ya es un récord personal estoy que no me lo creo. Pero no lo vamos a dejar ahora que estamos tan cerca de

¿Te imaginas que nadaras 1 KILÓMETRO seguido?

¿Yoooo?

Pues ese era un sueño objetivo que parecía imposible porque yo venía con poco fondo físico…

PERO he ido cambiando mis hábitos: cada semana hago dos clases de pilates y dos de yoga; juego a tope al pickleball y ¡ah! llevo ya unos meses ENTRENANDO FUERZA…

Ahí está la diferencia... es que entrenar hace la transformación posible.

Piscina 10, sin resoplar. Y ahora sí me voy; victoriosa y con rampa en un dedo de un pie.

Volveré pronto, fresquita mía.

Ah, la fuerza. Y todo gracias a la tía Constancia💖 

PD: Si crees que no he dejado claro el aprendizaje de hoy, escríbeme con eso de comunicación que se te atasca y verás como lo arreglas con la fuerza💪💪 y la constancia…

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