Bandera amarilla

Volvemos a una historia de trenes.

De ver pasar la vida por ventanas rectangulares como en una película acelerada.

Las vías férreas pasan por la línea de la costa, rozando las vidas de los otros.

Atareados, hormiguitas. O de relax en la playa.

Las sombrillas de colores, qué bonito hacen.

Te dice: Mira, ¡la bandera del puesto de los vigilantes! Es amarilla.

El mar tan azul que no parece ya siniestro a plena luz del día canicular. Perfecta línea del horizonte.

Estampas playeras desde el tren. Paisaje habitual.

Piensas entonces que muchas otras veces eres tú quien está en la orilla del mar.

Cuando ves pasar el tren te sonríes siempre y te gustaría saludar a los viajeros con la mano, como para darles envidia por la frescura de tus pies y ese aire saladito que respiras —todavía te hace ilusión el cambio de perspectiva, ser su hormiguita de colores, si alguien mira por la ventana.

Paisajes de siempre. Costumbres que repetimos desde pequeños.

Ir a la playa. Bañarnos en el mar. Chapotear, nadar, zambullirnos. Esa primera inmersión. Sentirse de vacaciones.

Podría parecer que todo sigue igual, que nada cambia.

Pero no.

Todo cambia. Todo es diferente.

Veranos tórridos toman el relevo a los veranos de siempre. Los humanos hemos descontrolado fuerzas que rigen los ciclos naturales del planeta.

Bandera roja.

Incendios, tormentas, ventiladores en el techo. Todo es diferente.

Antes no había tantas banderas amarillas en nuestras playas.

Ya no se disfruta igual que antes; el ratito de desconexión playera es una nueva realidad (metáfora del cambio global de contexto).

Más calurosa, más poblada, más peligrosa.

Sol ardiente: no sin mi sombrilla. Mediterráneo, acento de sol. Habrá que ir pensando en emigrar.

Bandera roja, bandera amarilla.

Y tú aquí buscando el relax. Bailando, también hoy, di que sí.

Tenía todo esto escrito en una nota que tomé en el tren. Por la noche vi al secretario general de la ONU anunciar que hemos pasado del calentamiento global a algo llamado “Global Boiling”. Escenario imaginario, dice Bing, ¿qué sabrá él? Parece coña pero duele esta distopía.

La era de la ebullición ya es nuestra era, preparémonos mentalmente.

Luchemos, más que nunca, por la bandera verde.

¡Feliz agosto y mucha precaución! Stay safe