¿Hincas rodilla?

Hoy podría ser este un cuento de esos de “Teo va... al gimnasio”.

Ya sabes que estoy muy deportista en esta etapa: léase pickleball, léase piscina. Me inspira mucho.

Pues hoy: lo menos glamuroso... la sala fitness del gimnasio. Donde sigo un entrenamiento de fuerza —un plan de entrenamiento con más ejercicios y pesos de los que soy (y seré) capaz de levantar.

Pues ayer domingo me asaltó la creatividad mientras estaba trabajando zancada (o tijeras o split).

Cuando vi lo que vi. Te cuento enseguida.

Déjame explicar que zancada es ese ejercicio donde adelantas una pierna, la flexionas e intentas bajar el cuerpo, flexionando también la pierna que queda atrasada… te pones en una forma de “casi” hincar rodilla. Yo lo hago con unos pesos en las manos.

Es pesado, pero se puede soportar.

Si lo haces bien, se puede soportar y, con el tiempo y las repeticiones, se hace más cómodo y vas ganando capacidad. Que de eso se trata.

Y a eso voy —que si hoy te hablo de tijeras es que hay alguna lección para el coco loco en todo este embrollo.

LA HAY.

Me da igual si entrenas fuerza o si entrenas positive thinking o comunicación efectiva.

Cómo lo entrenas es importante.

Lo que vi fue a un muchacho entrenando tijeras con fiereza… a toda pastilla… hincándose de rodillas LITERAL al brinco y con pesas de bastantes kilos.

Estábamos los dos a lo mismo; aunque no lo pareciera…

Yo no soy muy ducha, pero iba poquito a poco porque tengo una edad (y respeto por mis lumbares) —y porque el profe de pilates nos tiene dicho que hay que hacer los ejercicios POCO A POCO. Ya que así los músculos trabajan más al encontrar más RESISTENCIA.

El muchacho, en cambio: iba con prisas. A lo bruto. Machacándose -como se ve que gusta de hacer hoy en día.

Y acabó como un Cristo; y no es un decir. Cuando se sentó, desfondado: vi que ¡tenía señaladas las rodillas! yo creo que le quedará marca.

El cómo importa.

Pegarte un arreón y acabar aborreciendo la cosa o haciéndote daño, no es buen sistema para progresar y fijar aprendizajes.

Tampoco si estás practicando técnicas de management o persuasión.

Precaución, querido conductor. Entrena con sentido común.

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