Hoy uno de éstos que tanto me gusta que se escribe solo y a chorro desde el traqueteo. El cha-ca-cha del tren, una cuartilla apaisada y un boli bic, nomás.

La culpa la tiene la camiseta del barbas. ¿Será surfero?

Above us, the waves.

OH. Qué maravilla.

Será porque a la ida me ha dado una clase de poética una poetisa con la que he estado charlando más allá de lo que yo deseaba (eso me pasa por saludarla).

Me ha podido, sí, la poética de estas olas. No sé qué enseñanzas extraeremos de esto, pero huele rico y marinero.

Above us, the waves.

Todos estamos ahí la mayor parte del tiempo. Aguantando la respiración. Flotando llevados por las fuerzas insondables.

A merced de la naturaleza.

Nuestra naturaleza, su naturaleza.

O de nuestra propia reacción ante las naturalezas todas que nos azotan. Ya te dije que habría poética marinera.

The waves: poderosas señoras, lo que nos pasa.

Arrolladoramente por encima nos pasan la mayoría de las veces si tenemos menos suerte o suerte normal.

Por debajo, cuando pillamos una buena ola que nos da velocidad y entropía. Tengo alma de surfera.

Above us, "la skill de moda", me dijeron. La resiliencia

—malos tiempos para la lírica corporativa cuando la resiliencia es la skill del futuro. Pero sí, no puedo estar en desacuerdo.

Above us, the waves.

Verlas venir. Coger aire. Saltar. Zambullirte... Hundirte con urgencia para que pase sin arrastrarte a las profundidades desoladoras o al destino que te quiera deparar.

Darte la vuelta y verla pasar, torbellino admirable. ¡Qué visión desde abajo! Todo pasa.

¿Todo pasa? Resistir. Calcular el momentum y el aire que te queda en el pulmón. Decidir que ya, ¡ya! Salir a la superficie a respirar… lograrlo y volver a la vida. Y así.