Hogueras rituales

Alguien a quién admiro me enseñó que si tener un plan era buena cosa, mejor era tener un plan del que poder desviarse. Y cintura para hacerlo, claro.

Sabrás de qué te hablo, porque es común tener trazada una línea estratégica que te guía y que hace visibles los pasos importantes de un proyecto.

De cualquier tipo de proyecto.

Habrás trazado algunos planes —igual hasta hoy tienes alguna reunión para revisar cómo va ese tema que tú sabes...

Pues bien. Poder desviarme del plan es una posibilidad que yo estoy intentando integrar en todos mis planes. Una automatización en la agenda del proyecto, que me lanza una pregunta en el momento adecuado.

Una pregunta del tipo "¿Sigue todo bien? ¿Hay algo que cambiar del plan?"

Pues parecerá una tontería pero esto te hace sentir poderosa y un paso por delante: Programar este MOMENTO de revisión preventivo.

Imagínatelo como pasar una ITV proyectil. Pues sería ponerte tú la cita.

Me encanta que haya una VÍA DE ESCAPE A LA INERCIA, porque la realidad supera siempre a la planificación.

Por eso, por ejemplo, Netflix te asegura que podrás cancelar la subscripción en cualquier momento, para que te sientas libre de poder decidir.

Y con éstas llegaremos, acompañados de Celsius -que se me viene arriba-, a una de las mayores vías de escape programadas de las gentes de aquí. Una de esas ocasiones en las que hacemos, por una vez, algo a la vez.

Gentes de costa y de montaña estarán esta semana planeando revetlles, sanjuanadas y rituales para recibir el solsticio de verano.

Celebración atávica del Sol, de las cosechas... ¿Qué sé yo qué celebramos? ¡Todo! Que hemos dado un giro completo. El movimiento perpetuo, las cosas que no cambian, un plan que no falla, certezas.

Ciclos. Hábitos. ¡El primer baño!

Fuego. Quemar nudos. ¿Qué lanzarás a la hoguera?

Y con determinación, seguir.

ITV pasada.