Hasta el rabo todo es toro y hoy todo el tip es titular:

No te precipites.

Escribo esto pensando en algo que me ha pasado hace poco: Una propuesta que recibí que me ha parecido mal planteada, atrevida y falta de sentido común.

De ésas que solo de leerlo dices: Ja, ¿y qué más? ¿Cómo se atreve?

Como tantas que circulan por ahí* y que yo habré enviado también alguna vez en esta vida —antes era yo menos perspicaz. Lo achaco a la juventud (treinta y muy pocos) y a su magnificencia. Y no vienen al caso los detalles pero viene al caso la lección.

Lo comentamos siempre en los trainings:

Tu público puede digerir una determinada cantidad de información.

Poquita, quizás. No te pases; y, menos aún, te precipites.

A los detalles se llega a su debido tiempo y no antes. Como dicen los maestros, el “cliente” está preparado cuando lo está y ni un minuto antes.

Y es así. Calcular el momento de la estocada es tu prerrogativa; tú mandas, behind the wheel.

Pero no te precipites, porque arriesgas tu credibilidad y coherencia.

Y la coherencia lo es todo para ti. Tu labor sembrando confianza y seguridad se puede ir por el precipicio con un traspiés poco pensado.

(no torees a toreros nunca y camina de puntillas mientras puedas para dar sensación de ligereza)

Riega tus plantas con agüita fresca y dulce; míralas crecer.

Con calma. El temple es una skill infravalorada entre la gente arrauxada.

Estate atento y preparado y verás que, piano piano si va lontano.

Se va avanzando hasta que, al final the handshake seals the contract (from the contract there's no turning back)

Porque de la caída por el precipicio de la precipitación, si no sabes renegociar tu punto de cagada, tampoco hay vuelta atrás. Snif.

*Quería decir con esto que adelante veremos menos propuestas así (despechadas mal planteadas con exigencias sin aportar valor ni información sustancial para el destinatario) porque las irá co-redactando unas IAs sabihondas y homogeneizadoras que no cometen fallos de bulto. O sí. Lo veremos, DM.