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- Un plan del que desviarte
Ch-ch-ch-ch-changes canta David Bowie. No son siempre agradables. Y no para todo el mundo.
Los cambios generan malestar en esta era nuestra.
¿O lo generan la gestión de los cambios?
Agotamiento por tanta incertidumbre que pide adaptación a ritmos acelerados. Inhumanos.
El caos a la hora de tomar decisiones causa estrés y muchas emociones negativas. Sin aprendizajes anteriores en los que basarnos, sin antecedentes... Los problemas nuevos necesitan soluciones nuevas; no valen las soluciones viejas. Y se pasa mal.
Todas las personas que forman parte de un equipo sufren el malestar de adaptarse a cambios constantes. Quizás de maneras distintas.
Es un tema complicado.
Pero mira qué he leído esta semana, a mí me ha encantado:
Cuenta una astronauta de la NASA que, para estar entrenados y poder decidir deprisa en las situaciones de máximo riesgo en las que se verán solos allá arriba flotando en el espacio…
Entrenan en tierra cientos de situaciones y procedimientos.
Tienen rituales que ensayan y aprehenden. De memoria.
Se entrenan hasta la saciedad. Para tener claro un plan.
Del que poder desviarse.
Tener un plan del que poder desviarse.
BOOM.
Me explota la cabeza.
Planificar y planificar. Para luego, cuando vienen los ch-ch-ch-changes, poder decidir rápido qué hay que cambiar del plan.
Un plan de contingencias, de acción, de ventas, de lo que sea. Tu plan.
Es más fácil cambiar algo de un plan que no saber dónde meter la mano luego.
Aceptar que el plan que trazamos no es definitivo, que no está escrito en piedra, que se tendrá que modificar cuando llegué la situación x. Y la y.
Aceptar las limitaciones de la planificación. Los planes como herramientas de gestión del cambio.
Son unas genios estas cosmonautas, aprendamos más de ellas. Rocket science.
@NASA