Ni frío ni calor sentir

En el anterior nudo estuvimos pensando en tener una propia estrategia para nuestro propio público. Esta semana estamos en modo navidad y fin de año, es tiempo de hacer recuento y de empezares.

Estoy de vacaciones y no me apetece mucho escribir. O no me apetece escribir de según qué. Aun así, aquí estamos. Estoy con gente y he sacado un ratito para ponerme. (Estar con gente no es lo más conveniente para escribir algo con sentido y no sé si hoy esto lo tendrá)

Entre turrones y galets me acompañan algunos libros de ocio. Fuera llueve y es invierno en toda regla. Las bufandas de colores y los abrigos largos han salido de sus escondites. ¡Y pensar el calor que hemos llegado a pasar, hace nada! Nos armamos para multitud de situaciones.
Tenemos de todo en nuestras vidas para dominar el medio ambiente y darnos confort: calefacciones, aires acondicionados, piscinas, sombrillas, gorritas, gorritos, cafés con hielo y chocolates a la taza como en ésa canción de Papa Topo.

Dos caras de tu propia moneda que sabes vivir de manera ambivalente. Eres un jefe de la adaptación acomodada. 6 grados o 36. Lo único constante: tú, porque las casas no parecen realmente las mismas.

Y ya voy viendo que esto de hoy será una oda al confort y a la resiliencia, pasando por las Meditaciones de Marco Aurelio.

Porque sí y porque las casas no parecen las mismas en invierno que en verano.

El contexto lo es todo y lo único constante eres tú con tus ojitos soñolientos y esas ganas de vivir. O desgana, que también tienes derecho a estar cansado.

El contexto es un verdadero lío en este salto al 2026: todo está revolucionándose y en este río revuelto hay ganancias para muchos pescadores. Pero habrá que andar espabilados. Armarte con nuevas armas (y hablo, claro está de tus cosas del trabajo), aprender nuevas habilidades, ser más listo que nunca.

Resisting is futile.

Mucha tela que cortar. Demasiada, quizás. ¿Y cómo se soporta todo esto?

Un año más, nuevo a estrenar, para entrar a vivir un porrón de experiencias exigentes y performadas -que de todo habrá.

¿Cómo nos soportamos a nosotros mismos?

Cómo lograr ese confort interno que no siempre llega de la mano de una mantita mientras vemos el final de Stranger Things...

¿Pero cómo?

Con filosofía. Y no es un decir.

En estos tiempos locos: "Serenidad y compostura, Bub Bub" & las Meditaciones de Marco Aurelio. El emperador filósofo. En la mesilla de noche siempre.

Un librito mínimo que eran unas notas que él escribía para sí (no para ti, pero aprovéchate del hallazgo, masterclass gratis). Aún siendo emperador del más vasto imperio romano se escribía normas de comportamiento y de pensamiento en un cuadernito para guiarse a sí mismo —en Gladiator le has visto, es el emperador recto que, allá en las frías fronteras bárbaras, nombra a Russell Crowe como su fatídico heredero, condenándose los dos a la muerte; pues es el padre de Cómodo, el gloriodioso Joaquin Phoneix que taaaanta rabia nos sabe dar y que recuerda a algunos pisacabezas que alguna vez habrás conocido. El último gran emperador romano, filósofo y estoico, admirador del crazy de Socrates y de muchos otros sensatos (como mi favorito, Epicteto, que nos escribió un manual muy útil).

En tantos años ya de emprendedora y de aprendizajes a tortas, una constante en mi contexto para aguantar el frío y el calor. El estoicismo.

Y sí, funciona. La serenidad que he adquirido con los años me hace ser más llevadera.

En 2026 lee, lee y relee las Meditaciones de Marco Aurelio. Be stoic, my friend.

¡ESTOICO AÑO NUEVO! & FELICÍSIMO TE DESEO!