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- De vacaciones
Se acaba pronto, disfrútalo a tope porque ya se empieza a marchar. Te hablo del verano, claro. Doce nuditos veraniegos van a ser y éste es el que hace siete.
Tic tac, tempus fugit. Y más si estás de vacaciones.
Panta rei. Carpe diem. Memento mori. Totum revolutum. Soy de ciencias puras, no me pidas más latinismos.
En serio, panta rei, todo cambia.
Aprovecha el tiempo porque todo cambia a cada instante. El calor que te agobia e irá en cualquier momento sin avisarte con aquella tormenta.
¿Has visto hoy el amanecer? ¿No? Yo tampoco y ése ya no volverá.
Pero te quedan los colores del anochecer y quizá venga vestido de ese intenso azul mediterráneo que tú y yo sabemos. Azul Niza, azul Roma, azul Tarraco.
"Memento mori” rezaba en bucle el cenizo al oído del césar: Recuerda que este festival no es infinito, que tienes fecha de caducidad. Haz que merezca la pena el viaje, pásalo bien y haz felices a tantos cuántos puedas. Pero ten siempre preparadas las maletas. O algo así.
Interim. Provisionalidad. Un intervalo entre dos tiempos. ¿Qué son las vacaciones si no eso?
Ser, estar, parecer. De vacaciones.
Ser sin acabar de ser al completo y estar sin estar al 100%. Descansar de los roles que pretendemos jugar. Escapar de uno mismo. Dejarse un poco de lado unos días. Parecer otra persona, ser sólo una parte, la parte buena, estar más relajada y natural.
Estar en la parte de ti que se puede permitir buscar un lugar apartado de la civilización y encontrar el momento preciso para bajar a ras de suelo, romper la formación que te anquilosa y admirar al cielo. Descubrir que siguen ahí las osas y los carros, los planetas rojos y verdeazulados, las estrellas fugaces. Una vez más.
Interim para retormar el contacto con lo que trasciende. Contigo, con tu naturaleza, con lo que importa.
Tomarse menos en serio, despreocuparse. Ser de vacaciones. Poder decir yo es que sólo he venido a pasar el verano.
No es desconectar, es conectarte de nuevo.