Contadas

Están contadas. Las veces.

Las veces que.

Las veces que harás algo, que verás a alguien, que irás a tal sitio.

Están contadas y eso es lo que cuenta: que las vivas a tope poniendo toda el alma.

Las veces que te bañarás en tu playa favorita, en tu piscina preferida.

Están contadas tus horas. Y no me refiero al terrible mal fario de "memento mori*".

Sino a las de cada día. Que transcurren veloces arrastrando tus intenciones, tus acciones y tus fannullismos (fare nulla es no hacer nada).

Cómo llenas las horas de cada día es lo que importa.

Las de cada día: 24. Repartidas entre reposo, trabajo y todo lo demás.

Todo lo demás lo es todo. Haz que cuente.

*Se dice que en esos desfiles romanos por el Foro que hemos visto en las películas, mientras el César de turno, victorioso, iba subido a su carro de oro, laureado y siendo aclamado por el pueblo romano... mientras, un esclavo le iba susurrando al oído "recuerda que morirás" para que no se le subiera too much a la testa la embriaguez del éxito. Qué corta-rollos, ¿no? Bueno, los romanos siempre hemos sido así de bestias: una de cal y una de arena. Do ut des. Nada sale gratis. Juas