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Desenamoramiento
O cómo casi sucumbir
Hoy te cuento de un desenamoramiento que se ha convertido en un hallazgo y, al final, resulta ser una anécdota con un aprendizaje para ti.
No te lo había contado, pero desde abril tengo un hobby nuevo.
Más que un hobby, una nueva afición que me flipa. Me tiene cautivada.
He empezado a jugar a pickleball (y le tengo que dar a agregar al diccionario porque el editor tampoco se la sabe).
Ese nuevo deporte en auge en los EEUU que es una mezcla de jugar a palas de la playa y pádel y tenis y bádminton y pingpong. Quizás hayas visto videos en Instagram de cuatro personas peloteando en una pequeña pista azul con unas líneas extrañas pintadas en el suelo.
Bueno, si no lo has visto todavía, lo verás. Porque es el deporte al que acabaremos jugando todos los aficionados a los deportes de raqueta.
Pueden aprender a jugar personas de todas las edades y condiciones físicas. Empezar es muy fácil y la comunidad de pickleballers es (bastante) abierta y acogedora.
Pues bueno, en esas estamos.
Voy un día a la semana a jugar a pickleball con mi amiga Maria.
Jugamos con personas que no conocíamos de nada antes de llegar a la pista y lo pasamos genial. Hasta nos hemos comprado nuestras palas chulas.
Otro día comentaré aprendizajes me ha traído este nuevo deporte, pero hoy sólo quiero contarte que casi sucumbo al desenamoramiento del pickleball. Te parecerá una idiotez, pero ya verás que no.
TE CUENTO.
Cada vez que se monta una partida aparecen personas nuevas (el grupito con el que arrancamos es bastante parecido a nosotras y lo pasábamos pipa, la verdad) Pero ahora, en vacaciones, han aterrizado en el club veraneantes que están de paso y se apuntan a las partidas. Genial, com més serem més riurem. Claro que sí.
O NO.
Porque en las últimas 3 partidas lo he pasado fatal.
Fatal de no divertirme nada.
Fatal de estar fallona y desmotivada.
"Qué te pasa, Montse, que no has merendado hoy?", me dijo Sandra💔
Los aprendizajes que me está trayendo el pickleball tienen mucho de autoconocimiento, de automotivación, de superación, de persistencia, de concentración, de poner atención... y much much more.
PERO resulta que la aparición de nuevas jugadoras agresivas que pegan fuerte ¡BANG! al cuerpo si hace falta, para hacer rebotar la bola a lo bruto en suelo y sin piedad ganar el punto ¡BANG! y machacar al contrario aunque sea una infeliz novato ¡BANG! casi me hacen abandonar.
Y un poco abandoné porque ya ni me divertía ni me apetecía montar partidas.
Los pelotazos bruscos me estaban ganando mucho más que la partida. ¡BANG! ****, qué tía.
Esperaba otra cosa de este verano, la verdad, que este desenamoramiento.
No sé no sé… ya veremos… no me apetece ir… esto ya no me está gustando tanto… es que esto… es que aquello…
Un desastre.
Hasta que este martes llegó la salvación a mi desánimo😃 En la forma de un reel más de esos que nos salen en Instagram (porque Meta nos tiene fichados y bien fichados… ¡Bendito seas, Mark! Tú y tus serendipias maquinadas: cada día me enseñáis truquitos para ir por la vida)
Y, cuando más lo necesitaba, llegó a mis ojos esta lección. La de los bangers.
¡Son bangers!
Estas personas que pegan pelotazos bruscos así, a la primera ocasión. Y que confunden pickleball con beisbol o con tirar a matar, son un arquetipo de jugador y ése es su estilo. ¿Deselegant?
¡Hallazgo!
Y existe una estrategia de juego adecuada para enfrentarse a ellos. ¡Se aprende! La puedo aprender, la tengo que aprender, estoy en ello 😊.
La puedes aprender, la tienes que aprender. Para no venirte abajo ante ese tipo de gente abusona e insensible que te apabulla cuando tú, pobrecito de ti, te quieres comunicar amablemente con ellos.
¿Se entiende, verdad, el aprendizaje de este nudo?
Identificar el estilo de comunicación de tu oyente es la clave para saber cómo tienes que adaptar tu estrategia y tu juego.
Salud & pickleball🎾
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